goudou goudou
cuando una ciudad muere mueren todas las ciudades
goudou goudou
Puerto príncipe estás en mente
como un silencio insoportable
estás en mi columna vertebral, en cada uno de mis pelos
goudou goudou
tengo una ciudad de rodillas en el vacío de mis manos
una flor febril
para derribar los colores del mundo
padezco del delirio existencial de las ciudades invisibles
desengaño los caprichos de los cuerpos
olvidados en mi memoria
con la sinfonía de la mano derecha como estrategia
busco tus ojos que todavía desencantan
debajo de los escombros
mi sueño todavía baila desnudo en la calle de los hombres
los perros vagamundos dejan de ladrar
ya no corren detrás de las piedras vertiginosas
el tiempo no tiene sentido
pues en nuestras sienes
se resume todo el deseo de vivir
y las palabras poco a poco se transforman en cataclismos
desde ahora la noche es un seísmo cotidiano
unos hombres de rodillas delante de la
puerta del vacío
dan gracias a la vida soñando con palingenesia
mientras que otros maldicen el alba desaparecida
perdiendo poco a poco la fe en la muerte honrada
goudou goudou
Puerto-Príncipe capital de nadie
capital de todo el mundo
capital de todas las artes
el arte hasta el fondo de la nada
el arte de caer
el arte de levantarse
mientras que los sobrevivientes
exigen el regreso de sus estaciones
mis pasos se pierden en las acequias
y la tierra se vuelve un monstruo
que devora a sus hijos mis hermanos mis vecinos
mientras que mis islas tratan
de reponerse de sus metáforas sangrantes
la tierra abre grande su boca
traga a una niña camino a la escuela
una voz desflora la noche debajo de los escombros
para cantar sus lamentos a los dioses
un niño acaba de morir con un sueño azul en sus manos
el poeta esconde en su boca
la canción más antigua de los mundos
“…bella, bella, la vida es bella como un domingo…”
enfurecido contra Dios
contra sí mismo
y principalmente contra los suyos
un sobreviviente deambula sobre los mendrugos del sol
come algunos poemas abandonados en la vereda
luego encuentra a otro sobreviviente
que apenas le sonríe
con el miedo atrapado en el cuello
espera los primeros delirios del alba
para transformarse en héroe o inocente
la esperanza es el último sueño de un sobreviviente
(Puerto Príncipe on my mind: diálogo con una cuidad desesperada)
—¿Has escuchado la opera de los huesos
fracturados? No sé qué hacer, desde el seísmo paso la noche sólo con la muerte.
Respiro constantemente las heridas del silencio. La herida de las heridas.
—Morir es una flor de arritmia que crece irreversible en el camino y la
esperanza, una ciudad que desaparece bruscamente bajo mis pasos de tanto
abrazar el vacío. Aquí la muerte es el nombre impronunciable de la vida.
—Los humanos mueren todos los días. Pero
un país es un sueño que nunca muere.
—El corazón de la ciudad palpita débilmente porque los horizontes han
envejecido. El derrumbamiento de la última catedral agudiza los últimos gritos.
Se acabó el mito de las encantaciones. Se acabaron los cantos ambiguos. Morir
es demasiado fácil.
—¿Sabías que el hombre que cada mañana se precipitaba hacia su ventana para
asistir al concierto de las nubes, no tuvo tiempo de escribir tu nombre en el libro
de las metamorfosis? Se llama Georges Anglade, el iluminado o el incomprendido.
—Entré en una iglesia, había solamente hombres de rodillas. Y pienso: el día
que este caos de a luz a la luz tan esperada le diré al mundo que ya no es mi cobijo.
—Nadie muere por nadie. Nadie muere sin nadie. No hay dolor individual donde la
tierra tiembla sin avisar. Oh gran soñador, algo siempre respira en el fondo de
las fallas. Los lugares tienen más memoria, más cantos que los humanos.
mi ciudad vive y muere de pequeñas
esperanzas
hoy día vivo en una ciudad sin locura
un sol sin sol
ahora entiendes por qué ya no me asombra
la vehemencia de las estaciones crudas
ahora entiendo porque sangro sin heridas
vivo porque mis sueños viven en mí
porque mi ciudad herida
ha renacido en mis besos
no pienso quedarme
en mi casa de errante nostálgico
esperando que el mundo cambie de nombre
y color
tengo que plantar un árbol en tus manos
debo enseñar a llorar a mis pájaros
sé bien que mi país no es mi destino
soy yo el destino de mi país
los humanos mueren todos los días
sus revoluciones también
pero un país es un sueño que nunca muere.
los inmortales mueren todos los días
los árboles, los ríos también
los edificios, los egos se derrumben todos los días
las soledades se multiplican todas las noches
pero un país es un sueño que nunca muere
un sueño que nunca muere
goudou-goudou
goudou-goudou- goudou
goudou-goudou la noche es un seísmo cotidiano
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